miércoles, 21 de enero de 2015

Una RESPUESTA llena de ENFOQUE recomendable para la VIDA.

A lo que se refiere el autor en la carta es a la típica controversia que genera su libro, referente a la ausencia de final. En el libro, Stuart Little está buscando a su amigo el pajarito Margalo, y en el último capítulo del libro le sugieren que se dirija al norte, comentan las ventajas de ir en dirección norte, y el libro termina con Stuart encaminándose en dicha dirección. Se suele criticar este final inacabado, y muchos esperaban una secuela, pero como razona una lectora, en realidad es un final perfecto.
Lo que dice E.B. White en esta breve carta a una niña lectora es toda una lección de sabiduría para vivir la vida plenamente:
·         el viaje es más importante que el destino
·         la vida no es tan concluyente como querríamos
·         la clave está en caminar en la dirección adecuada

Estamos demasiado acostumbrados desde niños a que las historias tengan un desenlace (y generalmente feliz), y que no queden cabos sueltos. Y luego resulta que la vida no es así. Vamos dejando cabos sueltos continuamente, y la meta que nos trazamos hoy posiblemente deje de resultarnos de interés dentro de unos años. Nos marcaremos otros objetivos. Nunca nos daremos por plenamente satisfechos. Pero estamos tan obsesionados a veces en conseguir llegar a esos destinos, que no siempre sabemos disfrutar del viaje todo lo que deberíamos. Es como si pensáramos que en un momento dado vamos a llegar a un final de etapa como en una maratón, con una cinta que cortar, a la vuelta de una curva y luego resulta que la meta nunca está donde habíamos pensado, sino más allá. De esa manera, vamos convenciéndonos de que ya disfrutaremos cuando lleguemos al final del camino, pero como siempre hay nuevos objetivos que marcarnos, no llegamos nunca a estar satisfechos con lo logrado.
Y lo malo, desde el punto de vista de los padres, es que con los niños a veces hacemos esto: nos concentramos en educarles para ser adultos exitosos y de provecho, pero sacrificamos el disfrute del día a día; tanto el propio (gozar de nuestros hijos) como el de los niños (que no todo sea colegio, tareas, exámenes, actividades, etc.).
Así que, cerrando el  tema de hablar de cambiar de enfoque vital y aprender a aprovechar la vida al máximo, y de recuperar nuestro yo infantil y no obligar a los niños a volverse adultos en el aspecto triste de olvidarnos de jugar, sirva este pedazo de sabiduría que regaló E.B. White a Gwen para recordarnos que lo importante es el camino, no tanto la meta, y que hay que disfrutar de cada día como si fuera el último, aunque no por ello deja de ser importante tener el norte bien marcado.
07/10/2013 · por Daniel Cuñado · en Educación e infanciaSalud y vida
Nota: Siempre que se critica lo de los cabos sueltos, me acuerdo de Chris Claremont y su etapa mítica en X-Men (La Patrulla-X para los de mi generación). Se le echaba mucho en cara al gran guionista que iba dejando montones de cabos sueltos por todas partes y para cuando se le ocurría alguna nueva línea argumental, se le había olvidado cerrar tres o cuatro asuntos abiertos. Pero luego terminabas dándote cuenta de que esa era parte de la magia de sus historias. Que siempre tenías la duda de si en algún momento iba a enlazar con algún hilo suelto. 
Años después, cuando vi la serie Lost (Perdidos), me encontré disfrutando con una dinámica muy parecida. Se criticará muchísimo a esa serie por sus cabos sueltos y sus incongruencias y contradicciones argumentales, pero a mí me daba igual. Me parecía un disfrute tan fascinante como el de la Patrulla-X de Claremont y francamente, siempre perdoné a J.J. Abrams sus licencias argumentales. Y que vivan los cabos sueltos. Siempre te permiten inventarte tus propios finales a las historias inacabadas.

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