No quiero convencer a nadie de
nada. Tratar de convencer a otra persona es indecoroso,
es atentar contra su libertad de pensar o creer o de hacer lo que le dé la
gana. Yo quiero sólo enseñar, dar a
conocer, mostrar, no demostrar. Que
cada uno llegue a la verdad por sus propios pasos, y que nadie le llame
equivocado o limitado. (¿Quién es quién para decir «esto es así», si la
historia de la humanidad no es más que una historia de contradicciones y de
tanteos y de búsquedas?)
Si a alguien he de convencer algún día, ese alguien ha de ser yo mismo. Convencerme de que no vale la pena llorar, ni afligirse, ni pensar en la muerte. "La vejez, la enfermedad y la muerte", de Buda, no son más que la muerte, y la muerte es inevitable[1]. Tan inevitable como el nacimiento.
Lo bueno es vivir del mejor modo posible. Peleando, lastimando, acariciando, soñando. (¡Pero siempre se vive del mejor modo posible!)
Mientras yo no pueda respirar bajo el agua, o volar (pero de verdad volar, yo solo, con mis brazos), tendrá que gustarme caminar sobre la tierra, y ser hombre, no pez ni ave.
No tengo ningún deseo que me digan que la luna es diferente a mis sueños.
Si a alguien he de convencer algún día, ese alguien ha de ser yo mismo. Convencerme de que no vale la pena llorar, ni afligirse, ni pensar en la muerte. "La vejez, la enfermedad y la muerte", de Buda, no son más que la muerte, y la muerte es inevitable[1]. Tan inevitable como el nacimiento.
Lo bueno es vivir del mejor modo posible. Peleando, lastimando, acariciando, soñando. (¡Pero siempre se vive del mejor modo posible!)
Mientras yo no pueda respirar bajo el agua, o volar (pero de verdad volar, yo solo, con mis brazos), tendrá que gustarme caminar sobre la tierra, y ser hombre, no pez ni ave.
No tengo ningún deseo que me digan que la luna es diferente a mis sueños.
Jaime Sabines
[1] A Sabines le
fascinaban las enseñanzas de Buda. El descubrimiento de la vejez, la enfermedad
y la muerte fue traumático para Siddhartha. Se dio cuenta que también él estaba
sujeto al mismo destino que sufrían todos los hombres y su ánimo se tornó
sombrío, pues se preguntaba ¿cómo alguien podía vivir en paz y felicidad si
esto era lo que le deparaba la vida?
Este es el respeto más cabal de la libertad de nuestros semejantes, sin embargo es legítimo acercarse a ellos para proponer y permitir aprender de todos. Mostrar aquello en lo que creemos no es ofensivo, si pedimos sea visto con escrutinio racional, solo así se capitaliza el intelecto colectivo.
ResponderEliminar